De la fiolosofía y el Psicoanálisis
-¿Que la he tomado con la filosofía? Es muy exagerado-.
-Si, es una impresión. Acaban de preguntarme hace un momento si creía que las cosas que explico no pueden ser problemáticas. He respondido que sí. No tengo más motivo para soltarlas que la razón de una experiencia precisa, que es la exptreiencia analítica. Si no fuera así, no me consideraría con derecho y sobre todo con ganas de prolongar el discurso filosófico mucho más allá del momento en que muy oportunamente ha sido borrado.
X-Esto lo transforma-
No lo transforma. Es otro discurso. Es lo que intento demostrarles al recordar, en la medida en que lo pienso, a aquellos que no tienen ni idea de la experiencia analítica, que de todas maneras es su divisa. De eso parto. Si no, este discurso no tendría un aspecto filosóficamente tan problemático, cosa que el señor que está ahí y que ha tomado primero la palabra ha recordado hace un momento, traduciéndolo en términos sofísticos. No creo que sea así. La persona que evocaba antes me coloca como un subrayado, me sitúa en el centro de lo que actualmente puede llegar a ser no sé qué mezcla, qué crujido, qué apertura del discurso filosófico. No está mal, está hecho de un modo extremadamente simpatizante, pero en una primera impresión -lo que pienso sobre esto puede cambiar- me he dicho, desde luego, meterme en ese linaje, qué Entstellung tan singular, qué desplazamiento tan singular del alcance de lo que pueda decir.
X-Lo que usted dice está siempre descentrado en relación al sentido, usted rehuye el sentido.
-Tal vez por eso mi discurso es un discurso analítico. Corresponde a la estructura del discurso analítico ser así. Digamos que me agarro a eso tanto como puedo, por no decir que me identifico estrictamente con eso, si es que lo logro.
Tomado del seminario El Reverso del Psicoanálisis, Conversación en los escalones del Panteon.
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