jueves, 8 de abril de 2010

Entrevistas


Los siguientes son apartes de entrevistas realizadas en diferentes años a algunos de los psicoanalistas que hoy, con su voz, hacen eco de las enseñanzas del psicoanálisis, sus posiciones personales y reflexiones. Entre ellos Juan David Nasio, Charles Melman, Jean Allouch, Jorge Baños Orellana, Colette Soler, Eric Laurent entre otros. Argumentos que vale ser leídos y recordados para estar al tanto del psicoanálisis hoy.

A Charles Melman por Tania Roelens
[melman-solo+tapa.bmp]Usted dice que se requiere mucho valor para hablar de psicoanálisis porque su objeto siempre se escabulle y que, en 1916,  Freud se proponía “convencer a un público amplio de la existencia de otra escena inconsciente en tanto recurso del sujeto para decir “¡no!” e identificar su deseo”. ¿Piensa usted que introducir al psicoanálisis actualmente representa un reto comparable? ¿Se puede todavía hablar de inconsciente freudiano? ¿Cómo caracterizar el gran paso dado desde los mitos freudianos hacia las escrituras lacanianas?
En 1916, Freud escribía su introducción en una época en que las mentes y los corazones estaban mucho más ocupados por la guerra y por los destinos colectivos que por los designios individuales. Se sabe además de qué manera las neurosis, enfermedades de la singularidad, tienden a dejarse olvidar durante aquellas grandes catástrofes colectivas. Hoy en día estamos viviendo bajo una forma totalmente distinta, algo que es también una catástrofe colectiva y que es la ideología propia de la economía neoliberal, es decir la de una solución al problema de la insatisfacción propia de la especie humana, solución aportada por los excesos, la profusión, la diversidad, la calidad del consumo. Y vemos por igual cómo las singularidades, especialmente las del deseo, se olvidan, se pierden, detrás de aquel afán de satisfacer lo que es a su vez un ideal colectivo: el de ser un cabal consumidor, destacado por la propiedad de objetos de lujo, que lo convierte en un príncipe de los consumidores. Por lo tanto, parece que llegó a buena hora el momento de intentar atraer, seducir, impresionar a un posible lector, recordando las condiciones que son de lo humano{…}me parece que escribir hoy en día una introducción al psicoanálisis es un reto que ameritaría ser la tarea propia de los diversos grupos de analistas que existen por el mundo, pues el balance y la evaluación de la época presente permitiría tener en seguida un panorama preciso de la evolución de estos grupos, a partir de Freud y, al lado, con Lacan.. 2009
Por Emilia  Cueto
A Eric Laurent 
-¿En qué momento de su vida y a partir de qué tomó contacto con el psicoanálisis?
-Fue hace mucho tiempo. Mi contacto con el psicoanálisis se produjo en dos tiempos, primero el contacto con Freud, su obra, la lectura en un momento de crisis en la adolescencia en el cual tuve la experiencia de abrir La interpretación de los sueños y encontrar allí algo que respondía a una inquietud y que no estaba dentro de lo que se enseñaba en la currícula de los estudios de la época. Eso fue un descubrimiento. Después hubo otro encuentro cuando me gradué, no sabía bien a dónde dirigirme y que hacer exactamente. Tuve la urgencia subjetiva de entrar en análisis, fue allí cuando encontré a Lacan, esto era en 1967, un año antes de lo que tuvo lugar en el ’68 en París. Era un momento movido de la cultura en general, participaba de esta efervescencia -si se puede decir-. Necesité entrar en esta experiencia que me permitió orientarme en lo que eran esas transformaciones profundas en la sensibilidad de la época. Decidí en medio de ese largo análisis con Lacan dedicarme al psicoanálisis de orientación lacaniana. Así hice mi formación de manera tal que pudiera dedicarme a esto. 11-12-2006 http://www.elsigma.com/site/detalle.asp?IdContenido=11271
A Juan David Nasio
Yo soy muy estudioso, me gusta estudiar, me gusta leer, me gusta agarrar un libro y romperlo, romperlo con cada frase hasta entenderlo, hacerlo mío.
...Y el 15 de mayo de 1970, no me voy a olvidar nunca, fui y di la conferencia. Entre otras cosas, yo decía en ese texto “il faut marcher sur les signifiants”. Marcher quiere decir “caminar” y en lugar de decir “caminar sobre los sinificantes” como yo no conocía bien el francés, dije “il faut pisser sur les signifiants” para decir “hay que pisar sobre los significantes”. Pero pisser en francés quiere decir orinar. Y me acuerdo que en la conferencia dije “pisser sur les signifiants”. Del argentino que no conoce bien el francés. Ninguno de los franceses se rió. No sé si lo habrán tomado como una interpretación lacaniana del orinar sobre los significantes pero ninguno de los franceses reaccionó, estuvieron muy sobrios. 
Los únicos que me dijeron: “ché, dijiste pisser” fueron dos argentinos que estaban ahí, a lo cual les digo: ¿y qué pasa? -¡Pisser quiere decir orinar! Yo me agarraba la cabeza. Pensaba en Leclaire, que se podía ofender, cosa que no sucedió, sino que después me llamó a mi casa y me dijo que quería que la conferencia saliera en un libro suyo. 15-10-2001  http://www.elsigma.com/site/detalle.asp?IdContenido=1410 

A Jean Allouch por Johnny Orejuela
¿Qué opina usted de la relación del psicoanálisis y la universidad? 
J.A.  No hay ninguna posibilidad del psicoanálisis en la universidad. No le encuentro ningún sentido a que haya una clase sobre Lacan, a que haya una clase sobre algún contenido de psicoanálisis. El profesor se plantea en un lugar que siempre tendría que decir algo alrededor de alguna cosa que se le preguntara. Difícilmente un profesor llega a la posición de decir que él no sabe sobre algo, y esa no es una posición que le convenga mucho al psicoanálisis. El “discurso universitario” restrinja así la posibilidad del desarrollo del psicoanálisis.
Cuando se da un curso se tiene que proponer un saber, un saber construido, pero no se puede citar una frase de Lacan y decir: “eso es lo que dice Lacan”, la cosa no es así. No se puede dictar un curso de Lacan porque no hay la manera de plantear la construcción de una teoría como un edificio totalmente construido, bien definido, sino que todo lo contrario es un edificio siempre en construcción.
Ahora, los conceptos son fundamentales, pero no hay un “concepto fundamental”; los conceptos están en una relación siempre dinámica, quizás en una relación de anudamiento, pero no quiere decir que hay uno más importante que el otro. 2009
A Colette Soler.  Por Emilia  Cueto
Su relación con Jacques-Alain Miller data de muchos años. Compartieron diversos espacios que implicaron un arduo trabajo en pos del desarrollo del psicoanálisis, pero también, y en base a los testimonios que aparecen en el libro El Psicoanálisis frente al pensamiento único, atravesaron muchos años de contienda y desacuerdo a pesar de lo cual usted permanecía en la A.M.P. ¿Por qué decidió quedarse?

-Voy a precisar lo que introduce la pregunta acerca de la antigüedad del vínculo. Yo llegué a la Escuela Freudiana de París, la escuela de Lacan y seguí los seminarios, pero entré como miembro de la escuela en 1976. En ese momento no conocía a Miller. Sabía que había hecho el índex de los escritos, que era miembro de la escuela, pero en verdad puedo decir que cuando llegué, para mí, Miller no existía. Incluso no asistí, en el comienzo, a la sección clínica en París a la cual él se dedicaba. Entonces, conocí a Miller al final de la Escuela Freudiana, no puedo precisar si en 1977, o en 1978. Bien, después, efectivamente trabajé, al momento de la disolución, en la creación de la Escuela de la Causa Freudiana. Trabajé mucho tiempo en este conjunto y en el Campo Freudiano, también, que desarrolló todos los seminarios fuera de Francia. Eso para ubicar el principio de la historia. ¿Y por qué no me marché enseguida cuando vi que algo no funcionaba? Por una razón que para mí es absolutamente esencial: el problema era una dificultad del conjunto, y no de carácter individual. Había un problema individual con las acusaciones de Miller, pero de todos modos, era una contrariedad de toda la comunidad, entonces, no se me ocurrió salir sola. Y me quedé hasta que pude comprobar que había un montón de psicoanalistas que tenían la misma idea. Veía que pensaban, empezaban a concluir que no era posible continuar así. Entonces, en ese momento sí pude tomar la decisión de marcharme, pero no sola; con la idea de crear otra comunidad con gente que conocía, formada, seria, y que no tenía la intención de montar problemas y de hacer lo mismo que antes. 07-08-2004 
http://www.elsigma.com/site/detalle.asp?IdContenido=5468

A  Jorge Baños Orellana  Por Emilia  Cueto 
¿Cuáles han sido las características fundamentales delescritorio de Lacan y cuáles sus diferencias con el escritorio de Freud? 
Soy incapaz de dar una respuesta concisa. En lugar de oponer el juego de diferencias de las características fundamentales de sus escritorios, permítame el chiste de simplemente oponer susfundamentals, como diría un analista bursátil... En este sentido, el de Freud es el escritorio de un inquilino esforzado por llegar a fin de mes que practica una escritura insobornable y a la vez empeñada en entrar en sociedad. El de Lacan, en cambio, es el escritorio de un propietario bien asentado que practica una escritura disruptiva para los lugares sociales que ostenta.

Sigmund Freud es el niño prometedor de una familia arruinada y marginal, toma la pluma con la preocupación de ser mal recibido y con la esperanza de formular un hallazgo que lo saque del anonimato. Él concibe que ese hallazgo será del orden del descubrimiento: descifrará enigmas, recuperará lo olvidado y lo enterrado. Sus modelos son Champollion en Egipto y Schliemann en Troya; sus talismanes, las piezas arqueológicas que le compra al anticuario Robert Lustig. En cambio, Jacques Lacan es el niño mimado de una familia acomodada (¡no por casualidad sintonizó, mejor que Freud, las ínfulas de Dora y de la joven homosexual!). Como supone que los demás saben que vale la pena tenerle paciencia, él no concentra esfuerzos en hacerse entender, sino en dar cuenta de la realidad concentrada de las cosas. Siendo propietario, tiene metas menos urgentes y esperanzas más imprecisas, de manera que le cuesta menos percatarse de que el deseo no sabe bien lo que quiere. Sin embargo, a Jacques no le alcanza con ser un dandy; quiere ser alguien o, mejor dicho, sabe que es alguien. El obstáculo está en que no concibe alcanzar sus hallazgos por la vía del descubrimiento: los supone, en cambio, surgidos de la invención. Para el niño rico, los objetos inalcanzables no están del otro lado de una vidriera; si no los alcanza es porque no están todavía en ningún lado. Ni será Champollion deduciendo códigos preexistentes, ni Schliemann cepillando piedras; él se compara explícitamente con Galileo, concibiendo el punto material inerte, o con Lavoisier, despejando los supuestos imaginarios del flogisto. Por eso, sus talismanes son piezas de arte que rompen algún límite: detrás de la invención lacaniana se vislumbra a Picasso acomodando las varillas del Monumento a Apollinaire, esa “estatua hecha de nada”. 23-06-2008
http://www.elsigma.com/site/detalle.asp?IdContenido=11730 

2 comentarios:

  1. Gracias amiga....ya que no es tan fácil esto de la tecnología, pues siguiendo tu comentario !!casi me saco un ojo!!!!

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