miércoles, 27 de octubre de 2010

El diván virtual


¿Cuáles son los sufrimientos de hoy?

¡Cómo ha cambiado el mundo! Una frase que en todas las épocas se repite. Las generaciones mayores son las que más dan cuenta de esas diferencias y evidencian, en la medida en que envejecen, la dificultad para adaptarse. Pero cada uno a su medida se asombra, lo padece y lo disfruta hasta que la muerte sobreviene, de pronto en cierta forma aliviando la posibilidad de seguir viviendo en un mundo que cada vez es más ajeno y, en el que ya no es fácil comprender los adelantos y menos las formas de relacionarse. En eso parece que la naturaleza es sabia.

Entre tantos cambios podemos decir que nuestra época se caracteriza porque todo se hace evidente, dicho, mostrado y, lo que era tabú, es de lo que más se habla. Antes, a los enfermos se les ocultaba el mal que padecían, desnudar el cuerpo en la intimidad era intimidante, en público era impensable y, las preferencias sexuales eran calladas. Los niños creían que a los bebes los traía la cigüeña y éstos se podían fotografiar y saber de su sexo sólo cuando salían del vientre materno. Los términos referentes a las partes sexuales que se nombraban con eufemismos, hoy son dichas aún por los niños que se familiarizan con ellas en sus clases de educación sexual y, que antes por no nombrarlas, parecían inexistentes, como en los muñecos y en las barbies.

Los realitys son los que más nos dejan ver la tendencia a que todo puede ser dicho, allí se desnudan las intimidades y, a veces los cuerpos. En los medios de comunicación como facebook y demás, en ocasiones, aquel que no pensaba dejar ver lo propio, termina asaltado por su propia imagen, puesta al descubierto por otro en quien se había confiado. Un mundo de la verdad descarnada, aparentemente. Esto no es una crítica, es más una descripción, porque sabemos que criticar y querer cambiar el mundo y sus movimientos, es una tarea impensable pues cada momento histórico trae sus dificultades y, también sus beneficios. La idea de exponerlo es más para introducir una pregunta: ¿Acaso porque este mundo que vivimos es tan diferente, los síntomas que siempre nos han aquejado han variado?

Freud planteó que el ser humano siempre se verá enfrentado a tres grandes dificultades: a la naturaleza, a sus propias pulsiones y a la relación con el otro. Esto sigue siendo igual porque aunque existan grandes adelantos, la naturaleza nos sigue avasallando, nos seguimos debatiendo con nosostros mismos por querer ser mejor de lo que somos con poco éxito y, la relación con el semejante, aún, y además, con todos los inventos, parece menos manejable. Entonces, habría que creerle a alguien que desde un siglo anterior ya hablaba de la anorexia, la bulimia, la depresión, la manía, la eyaculación precoz, la anorgasmia, la histeria, la neurosis obsesiva, la fobia, la psicosis, el narcisimo, las perversiones, el suicidio, la agresividad y la violencia. En fin, que hablaba del dolor de la existencia en síntomas que hoy siguen estando, que pareciera que lo que ha variado es la forma de nombrarlos.

Padecimientos que se siguen sufriendo, aunque ahora se cuente con los anticonceptivos que eliminan la angustia de la concepción y con el Viagra y demás aditamentos para gozar más. Con todos los aparatos para diagnosticar y curar el cuerpo, hacerlo adelgazar, cambiarle el sexo, trasplantarle un órgano, o practicarle una inseminación artificial. También la posibilidad de maquillar, y no con pinturas, el envejecimiento. Dolores que siguen estando que hoy algunos se alivian con pastillas para la depresión, para la ansiedad, para dejar de comer, para dormir, pero a veces, lo que parece estar dormido es la pregunta de dónde está la raíz de ese dolor. En una actualidad llena de inventos maravillosos que nos hacen más posible lo que deseamos, es importante reflexionar porque al mismo tiempo nos vende una gran fantasía: el creer que por esa inmediatez donde todo supuestamente está a la mano, se nos resolverá la vida y, al no lograrlo, aumenta el síntoma que Freud ya denunciaba como un gran causante de sufrimiento: la insatisfacción.

Escrito de IPM publicado en el periódico El Heraldo de Barranquilla, Colombia. Octubre 2 de 2010

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