martes, 23 de marzo de 2010

El diván virtual



¿Cómo puede identificar una persona que está en el momento adecuado para visitar a un psicoanalista?

Generalmente cuando uno no sabe qué hacer con uno mismo, cuando se encuentra perdido, cuando le surgen preguntas que no sabe cómo responderse. Y, especialmente y sobre todo, cuando está sufriendo porque su vida no anda, o anda al revés.

Mucha gente dice que no va a consulta porque no está loco, pero lo que no saben es que es poco probable que el loco vaya, y cuando lo hace es porque es llevado, precisamente porque no sabe que está loco. O sea que hacer un pedido de esta índole indica cordura. Y la indica, en la medida en que entiende que algo le está pasando y lo quiere resolver, cosa que al loco es menos probable que se le ocurra.

Consultar por lo que a uno le pasa, es también una prueba de valentía para enfrentarse con la angustia, encarar las vacilaciones y las culpas, someter la propia vida al escrutinio de uno mismo para perder los miedos. Y este coraje aparece porque el dolor y la insistencia de los fracasos agobian. Es que la vida siempre nos está enfrentando a retos, desde niños en el jardín infantil, luego en el colegio, más tarde en la universidad y en la vida adulta. La vida siempre exige, desde la salida del vientre y en ocasiones, somos inferiores a esas exigencias, limitados por la inseguridad, por el temor a perder, por el miedo al fracaso, también por el temor al éxito. En ocasiones por fobias, depresión o manías.

Lo que es peor es que a veces no sabemos que sufrimos de estos síntomas, sólo lo vemos como jugarretas del destino, como incomprensión del otro, como un aburrimiento constante, o como una simple incapacidad para dormir o un exceso de querer dormir. También, y en las mujeres es muy frecuente, una insistencia en el fracaso en la vida amorosa, que se tapa con la tan consabida frase: “todos los hombres son iguales”, y es porque no se han preguntado iguales a quién. En los hombres se repite una dificultad con las figuras de autoridad que les atraviesa su vida laboral, impidiéndoles logros y satisfacciones.

Son muchos los motivos que nos pueden llevar a consultar, pero en la base siempre estará ese dolor por la existencia, porque el ser humano es aquel que sabe que existe y sabiéndolo, se mira a sí mismo como si fuera otro, para acallarse, vanagloriarse, insultarse, culparse. Habla consigo mismo, y no es que esté loco, es que es humano. Y es ese hablar lo que va a llevar a la consulta, eso que se dice pero que no sabe, para que sabiéndolo pueda conocer un poco más al  que habita dentro de él mismo y poder aliviarse.

Esa consulta será una invitación a una aventura donde él será el protagonista, y no como el héroe que realiza hazañas irrisorias en una situación de extravío, sino como el mortal que es, con sus equivocaciones y sus logros, pero sin tantas limitaciones.

La frase subrayada es de Jacques Lacan en Función y Campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis y en  La carta robada.

Publicado en El Heraldo, periódico de Barranquilla, Colombia, el sábado 20 de 2010 en la serie El diván virtual

2 comentarios:

  1. me gusto lo del loco...incluiria que otros no van a consulta por que se las tiran del loco... o tambien por eso van.


    jorge G

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  2. Si, Jorge, y sabemos que por ahí vamos todos...

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