sábado, 18 de septiembre de 2010

Entrevistas


LACAN
Conferencia en la Universidad de Yale.

Déjeme decirle. Usted no puede estar jamás seguro que un recuerdo no sea un recuerdo-pantalla. Es decir un recuerdo que bloquea el camino de lo que yo puedo localizar en el inconciente. Es decir la presencia -la plaga- del lenguaje. No sabemos jamás. Un recuerdo, tal como él es imaginariamente revivido -lo que es un recuerdo pantalla- es siempre sospechoso. Una imagen bloquea siempre la verdad. Yo uso aquí términos que todo analista conoce. El concepto mismo de recuerdo-pantalla muestra la desconfianza del analista a la vista de todo lo que la memoria piensa que ella reproduce. Eso es lo que se llama, hablando propiamente,que la memoria es siempre sospechosa. Incidentalmente, es por ello que Freud tropezó con el famoso trauma original. El caso del "hombre de los lobos" es tan largo sólo porque Freud trata desesperadamente de dar claridad a algo y no puede saber si el hombre de los lobos, no relata -acerca de la copulación de los padres- más que un recuerdo pantalla. Un trauma es siempre sospechoso.

La psicosis es un ensayo de rigor. En ese sentido, yo diría que soy psicótico. Soy psicótico por la sola razón que siempre he tratado de ser riguroso.


COLLET SOLER

En materia de elección, el psicoanálisis debe hacer un relevamiento de las formas activas de la intrusión larvada de la muerte en la vida, mucho más frecuente que el cenit del acto suicida: el dolor de existir no es el privilegio exclusivo del melancólico; el mé phunai, ¡no haber nacido!, maldición sobre la vida de algunos sujetos; la destructividad del deseo y de las pulsiones respecto de los equilibrios del bienestar. Sobre este punto alguien que conocía un poco de esta destructividad, el poeta francés Verlaine, pudo decir: “La vida simple y tranquila es obra de la elección (…)”. Evidentemente él soñaba con lo que él hubiese sido incapaz de soportar. Y también las repeticiones, a menudo actualizadas en la transferencia, y esta fijación a lo más doloroso de las experiencias del sujeto, como si la identidad de cada uno permaneciera anclada en lo peor, como si las experiencias más desastrosas y a menudo la de los antecesores, los padres, fueran y permanecieran constituyentes del sentimiento de sí. En síntesis, el goce mórbido de la desdicha es para los hablantes una compañía familiar. Paso. La noción de pulsión de muerte bajo la cual Freud ha reagrupado todos los fenómenos heterogéneos es ciertamente, como Lacan lo mostró, conceptualmente falaz, pero lo que ella subsume realmente existe. Hay una gran evidencia al menos desde el punto de vista de la experiencia analítica.

 
Tomado del blog El psicoanalistalector de Pablo Peusner

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