jueves, 2 de diciembre de 2010

Lecturas recomendadas

Lo que se realiza en mi historia no es el pretérito definido de lo que fue, puesto que ya no es, ni siquiera el perfecto de lo que ha sido en lo que yo soy, sino el futuro anterior de lo que yo habré sido para lo que estoy llegando a ser.
Este carrusel de los tiempos sigue una lógica perfecta. El pretérito indefinido: la historia muerta puede ser olvidada, puede ser recuerdo; ya no tendrá lugar. El perfecto sería algo más adecuado, si no implicara la muerte: la perfección de lo que habrá sido supone la detención del tiempo en el tiempo presente de “lo que yo soy”. Queda el auténtico tiempo del psicoanálisis, el único válido: el futuro anterior. Yo habré sido esto –el niño mudo, el niño colérico, el niño con la fantasía del lobo, el hijo perdido, la hija abandonada- hasta el tiempo que se precisaba para decirlo. Pero, una vez dicha la cosa, ya voy siendo otra cosa. Habré sido esto, pero ya está terminado: no es imperfecto, ni perfecto, ni pasado, sino recuerdo bien situado, alineado, ahora inofensivo. Trabajo sobre la gramática: se sitúa entre la retórica y la invención.

¿Es más o menos que "el retorno a Freud" que Lacan enarboló tanto tiempo como bandera? Todo está en Freud sin la menor duda: la verdad más "construida" a posteriori que recuperada, la ordenación de la memoria como objetivo terapéutico, y el buen olvido que cierra el análisis, cuando todo está concluido así: así que yo habré sido este niño. ¿pero cuál? Se olvida con mucha rapidez que el recuerdo ya engendra un nuevo día.

Pero en realidad nada está allí. Pues es precisamente Lacan quien, jugando con los tiempos, encuentra en la gramática el recurso de una forma que, por función en la lengua, va del futuro al pasado, y del pasado al futuro, indisociablemente: este futuro que se llama anterior, como la vida poética que imaginaba Baudelaire. Un tiempo, el único, verdaderamente dialéctico: una lanzadera lógica. No se piensa mucho en ello; pero la verdad es que la fórmula "yo habré sido" supone, en su extraña torsión, unos márgenes de futuro que se encuentran retroactivamente. Una memoria fisgona sobre su propio futuro. Una memoria dotada para la ciencia ficción que no se contenta con repetir su canción muerta: erase una vez…Dígase habrá sido una vez, y todo cambia. El hada gana de antemano, haya sido buena o mala; la historia ya estaba trazada, pero cambia en el momento en que se dice. Como quien no quiere la cosa, el futuro anterior modifica la historia: es el tiempo del milagro. El de la curación. Ya ven que nada ni siquiera la gramática, escapa al psicoanálisis.

Tomado del libroVidas y leyendas de Jacques Lacan de la filósofa y novelista Catherine Clément. Editorial Anagrama. Barcelona. 1981
La cita que encabeza son palabras de Lacan en Función y Campo de la palabra y del lenguaje. Escritos 1

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