lunes, 3 de mayo de 2010

El diván virtual

¿Cómo saber si se está en un estado de depresión?

“Estoy deprimido”, una frase muy común que da cuenta de que no se sabe realmente lo que es la depresión. Estar deprimido son palabras mayores, implica un desapego a lo que le da sentido a la vida. Querer vivir es apegarse a lo que la vida ofrece, tener un motivo. Esto es evidente cuando, después del refugio del dormir que es como una pequeña muerte, se vuelve a la vida, al encuentro con la realidad, y hay algo que incita a levantarse. La depresión es todo lo contrario, unas ganas de querer seguir sumergido en ese aliado oscuro y grato, por eso se caracteriza por encerramiento, mutismo, falta de ánimo, o mejor, de ganas.

Freud decía: la vida no es fácil, y seguramente no necesitamos que él lo haya dicho para darnos cuenta. Pero es citable para decir que siendo así, se necesita un gran monto de deseo para sostenerla, para hacer algo con ella. Cuando falla ese deseo, aparece ese arranque trágico  de querer perderla, que a veces se materializa en un acto que no tiene vuelta atrás.

La dificultad de la vida especialmente radica en que no sabemos lo que sucederá, en que cada vez que emprendemos una acción, aún con  el empeño de que sea exitosa, nada nos garantiza el resultado, algo que no todos logran soportar, y aún más, cuando se juntan situaciones en que el fracaso insiste. Y es que el error, la falta, nos muestran cuán frágiles somos, algo que nos cuesta admitir, razón por la cual tendemos a culpabilizarnos, a flagelarnos, sin poder asumir que equivocarse es lo más humano, es con lo que convivimos. Sólo habría que pensar que aquellos que no se equivocan y a los que no le pasa nada, están en el anfiteatro.

Si la dificultad de la vida radica en que no sabemos qué sucederá, paradójicamente, también es la razón que hace que sea excitante, es precisamente lo que la hace vida. Pero sucede que para algunos no es una posibilidad sino un gran motivo de miedos e inseguridades, como si no se estuviera advertido, aunque racionalmente se acepte, de que el error puede aparecer. O, como si estuviera en la incapacidad de aceptar que la vida no es como se la imagina, sino como es.

Podríamos decir, jugando con la palabra, que la depresión es una gran presión, una fuerza que no se ejerce hacia afuera para conseguir lo que se quiere, aunque parezca, como en la manía, sino una gran presión hacia adentro, representada en frases culpabilizantes, autoagresivas,  (no sirvo para nada, soy un fracaso) que la persona se repite como jaculatorias y, además, se las cree. Y es que queriendo ser mejor y alcanzar un ideal que se tiene sobre sí mismo, al no alcanzarlo, se termina desvalorizándose y colocándose como un desecho.

El mayor miedo del ser humano es perder. Perder a un ser amado, el dinero, la estima, la juventud y lo principal, la vida. Vivimos en el temor a la pérdida, y aquí volvemos a Freud, quien decía: si quieres soportar la vida prepárate para la muerte. O sea, prepárate para la pérdida, y no porque se sea pesimista, es que es la realidad, aquellos que lo pueden entender, seguramente podrán, en el vacío de la pérdida, crear algo.

La depresión es la pérdida del sentido de la vida y, el sentido de la vida se muestra en lo que ella ofrece, querer comprar el CD que me gusta, querer atender a los amigos, querer tener un hijo, querer conseguir un mejor trabajo o conseguir un trabajo. El sentido de la vida es querer, empezando por uno mismo. A veces esto falla, y las razones son del uno por uno, a cada uno le toca averiguarlo.

Escrito de I.P.M. Publicado en El Heraldo de Barranquilla. Sábado 1 de mayo de 2010

4 comentarios:

  1. ¿El suicida “mata” a otra persona? ¿Hasta qué punto se puede decir que el suicidio es un deseo reprimido de matar a alguien? No sé si estoy pecando de reduccionista al referirme exclusivamente a ese aspecto, pero me causa curiosidad.
    Un saludo,
    Angelica

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  2. ¿Un deseo reprimido de matar a otro? Tal vez un imaginario, una fantasía omnipotente de creer que por su muerte el otro caerá muerto o sufrirá por la culpa hasta su muerte. Una demanda de reconocimiento que lo puede llevar hasta el punto de ofrendar su vida.

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  3. Ah... ahora entiendo. Gracias por la aclaración.

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  4. Tengo otra duda... ¿En la depresión hay rasgos masoquistas? Me pregunto si es posible que una persona deprimida siga estancada en su depresión porque hay algo que ahí goza.

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