Conferencia de Lacan en Londres
Una nota de Hebe Friedenthal -3 de febrero de 1975-.
"El Instituto Francés de Londres invita a 'Entretiens avec Jacques Lacan' el 3 de febrero de 1975" anuncia un cartelito colgado en segundo plano en una cartelera escondida en una de los Departamentos de la Tavistock. Los ingleses, ni se enteran: el cartelito casi ni se ve, ellos no entienden francés, y además ¿quién es Lacan?
Los sudamericanos en cambio, se alborotan, se preparan, hacen lugar en sus agendas para una conferencia vespertina. Yo llego media hora antes, recordando relatos sobre sus auditorios multitudinarios en la Sorbona. El Instituto Francés está situado en un barrio "posh", como dicen por acá (en criollo, "pituco"), tiene un pequeño teatro donde se realizará la conferencia. Lentamente se llena. Concurrentes ¿quiénes serán? Por su aspecto diría estudiantes, señoras y señores que asisten a "conferencias de enriquecimiento cultural", psicoanalistas (pocos) que oyeron hablar de Lacan, y unos diez psicólogos y médicos argentinos estudiando o paseando en Londres. En fin, una mezcla. En el escenario del teatro una mesa, rnicrófono y silla esperan a Lacan.
Este se presenta con un traje gris de excelente corte y una camisa blanca cuyo cuello alto y duro le forman un cierre novedoso, una terminación especial. ¿Estudiada? ¿Diseñada para él? Pelo blanco, frondoso, anteojos, un cigarro, cejas muy espesas. Con sorpresa me entero que tiene 74 años. Un señor lo presenta, saluda el retorno de Lacan a Londres, y, espera, el de Londres a Lacan, después de diez años. Anuncia la próxima aparición de los "Escritos", publicada por Tavistock Press.
Lacan comienza:
¿Se oye bien? Me sorprendió que me pidieran varias veces que viniera a Londres, no tenía idea de cuantos seríais, no esperaba encontrar una asamblea tan numerosa. Sé que aún se me ignora. Podemos tomar a Erich Fromm como un nombre dentro del psicoanálisis, que no me menciona. Ya en 1953 en París se da la primera escisión del Instituto Psicoanalítico, contemporánea a su formación; yo he creído mi deber tomar partido por cierto número de personas, de ahí derivaron todo tipo de consecuencias cuya historia no tiene ningún interés. El psicoanálisis francés se habría beneficiado si hubiera seguido siendo, un solo psicoanálisis... habría tenido también la ventaja de recibir mis enseñanzas. El libro de Erich Fromm "La crisis del psicoanálisis" ‑él considera que hay menos gente que se hace analizar en Norteamérica‑ me ha sorprendido, no me menciona. Para él sigo siendo un desconocido.
Yo insisto en comentar cómo siento que son las cosas. ¿Por qué se siguen mis cursos en París? Porque aportan. Porque aportan algo que es del orden del signo. El psicoanálisis aparece en el mundo en el momento de introducción de una palabra como ésa (signo). Quiero decir que no es un concepto del mundo sino algo que relativiza la noción que podemos tener de lo que es un mundo. Es una noción totalmente –para introducir un término que suelo usar, "un pivote"- es una noción imaginaria. Uno se imagina que hay un mundo y esto es algo que hay que revisar, quiero decir, que hay que retomar, porque esto es lo que nos enseña la historia.
El mundo, por ejemplo, de un Aristóteles es un mundo totalmente impensable por nosotros, simplemente porque es un inundo esférico fundado sobre algo que se llamaba la armonía de las esferas, un mundo que se suponía dominado, ordenado por una sabiduría divina. Y bastó la llegada de un Galileo y de un Newton para subvertirlo radicalmente. Es decir, esas esferas son una pura ilusión, algo imaginario. En esa época esto trajo cierto vértigo. Entre ustedes, algunos sabrán que en ese famoso silencio de los espacios infinitos, la palabra "infinito", de Pascal, es lo importante.
La cosa fue más difícil cuando vino Newton y advirtió que eso que parecía existir sin girar, giraba porque se da el caer; cada una de las formas de ese extraño girar caían en relación con el sol y se ponían en su lugar. A Newton se le planteaba una pregunta: ¿Cómo conocen las masas aquello a lo que responden con movimiento, eso que a la masa le es inversamente proporcional al cuadrado de la distancia? ¿Cómo saben que hay otra masa, y para que exista esto, la caída... ? Sí, se pensaba en este problema, que implicaba todo tipo de consecuencia. La primera era, porqué no se había encontrado antes el truco que permitía avanzar en esto que era difícil seguir considerando como un mundo. Porque me parece que se está evocando otra dimensión, la de lo real. Si se considera que por tanto tiempo uno se había contentado con tener un mundo, eso ya no se da. Hay un nuevo sentido, lo real, pero esa noción, esa función de lo real, justamente eso tiene sentido para nosotros. Es difícil no tratar de cerrar ese sentido. Es difícil no darse cuenta de que tiene mucho más sentido que el realismo. El realismo se sitúa en lo que no está sometido al sentido. (Lacan suspira). Ah, evidentemente, hay que dejar a lo que se llama las almas, tiempo de reencontrarse... Pero es muy importante darse cuenta de esta conexión que es también una antinomia, que no polariza la función de lo real con la del sentido. Hay que preguntarse cual es la relación que hace que ese real sea extraído del sentido.
Suelo citar nombres. Richard Ogden, "El significado del significado". Un libro de inspiración neo‑positivista, donde resaltan cosas que no son indiferentes; pero lo que despista más en lo que pone en cuestión en este libro, es por el sentido, cuando él se interroga sobre el sentido del sentido, la dimensión de la belleza. Pero el neo‑positivismo no está seguro de interrogar a los símbolos, es decir, al orden de las palabras.
Difícil no tomar en cuenta las palabras. Porque desde que se las encara, desde que se las interroga lingüísticamente, uno advierte que se puede hacer decir a cualquier palabra cualquier sentido.
Puedo mostraros que en mi lengua cualquier palabra, no importa cuán fijada por el uso, puede servir para expresar cualquier significado. Basta para evocar la dimensión de la homología, si aparece la necesidad de decir algo por vía de la homología, de hacer funcionar el lenguaje en "homoiase". ¿Y no es ésta acaso la única forma de hacerlo funcionar? Comienza por la metáfora pasa a la analogía se remonta a lo que se quiera, se termina por el trazado de lo que es fundamental e interior a no importa qué figura, se termina en el uso de letritas. Por esas letritas Galileo empezó a escribir "la velocidad es igualmente proporcional a … ", en otros términos, a anotar lo que se llama una proporción, una proporción matemática que tardó mucho en elaborar. Claro, él fuerza la dimensión de lo real. Esto no es nuevo. Aristóteles procede de la misma manera cuando anota los tres elementos del silogismo. Por medio de una letra registra una función, hace los primeros pasos de una lógica (curioso que se hayan necesitado veinte siglos para salir de ella). Un discurso permite engendrar esta dimensión de lo real.
Todo esto puede pareceros un poco alejado de lo que se supone que tengo para deciros. Pero me parece necesario decirlo para decir que no es por casualidad que el psicoanálisis apareció bastante después de la instalación de este discurso científico. El psicoanálisis no deja de tener relación con el discurso científico. Es de la misma naturaleza que éste.
Freud creía que la historia del psicoanálisis culminaría con el conocimiento de las hormonas, de las enzimas, de sustancias que en realidad no tienen nada de sustanciales. Están compuestas por átomos y ahora se piensa que su función es operar como mensajes, que una célula tiene un núcleo, un entretejido cromosómico, se llega a concebir los genes. Freud pensaba que algún día se sabría más. Pero ¿cómo diablos sucede que el psicoanálisis, que es una práctica, opera? ¿Cómo es que una cierta práctica opera? (Lacan vuelve a suspirar). Es cierto que cuando Freud se refiere a esta etapa futura... futura... que no llegará porque hay límites a lo que se puede conocer... se tendrá una noción retroactiva de cómo opera el psicoanálisis. Es osado, y rne parece que todo el tiempo se trataba de justificar, si el psicoanálisis tiene efectos, y sin duda los tiene, hay que contentarse con esta referencia a un futuro que como futuro tiene la propiedad de no estar ahí.
Vale la pena reducir lo que se presenta en el límite, para Freud, a un acto de fe.
Me parece que vale la pena hacer figurar a aquel de quien se trata. Me congratulo de que la lengua inglesa permita una designación mejor que otras lenguas. Los analistas designan al paciente por el término "analizando"… Es totalmente excepcional en la lengua inglesa que se use un gerundio. El que va a ser analizado, el que va a ser analizado, uno se pregunta, ¿es que él hace análisis? Hace el análisis porque es paciente, porque sufre de algo que no comprende. Por eso el analista está ahí para meter su granito de arena. Su granito de arena, al que se denomina (mal) la interpretación.
Yo soy tan tonto como los demás, como todos los analistas, que son bastante tontos. Freud tarda bastante en hacerse un camino, de lo único que se da cuenta es de que está rodeando algo, yendo alrededor.
Basta con leer "La interpretación de los sueños" (la Traumdeutung), la "Psicopatología de la vida cotidiana", y sobre todo "El chiste y su relación con el inconsciente", para ver a qué lo conduce de entrada la práctica analítica. Basta con leer esos tres libros para darse cuenta que se trata de palabras (que sa joue sur les mots), que "La interpretación de los sueños", es algo que juega con el equívoco, lo que quiere decir que una palabra puede servir para decir lo que sea, no hay ni un sueño, ni un olvido, que no sea juego de palabras. Recordemos que en francés se trata de mot d’esprit. Si lo reducimos a términos económicos, el carácter fulminante, como un rayo, que tiene la conducción de las palabras, es ante esto que hay que detenerse para que la palabra provoque su efecto. La economía de la que se trata es una economía de las palabras.
Esto me ha llevado a hablar de una vuelta a Freud, de centrar la cuestión en lo que él mismo ha descubierto, la existencia del inconsciente. El inconsciente no tiene nada que ver con el funcionamiento del cuerpo. Eso de que no sabemos qué pasa en nuestro estómago cuando digerimos. Freud nunca hizo esa identificación. El reservó el término para los sueños, los lapsus, los actos fallidos ‑esto se interpreta mediante una serie de palabras. Yo digo palabras pero pueden ser frases enteras, que hacen la unidad de lo simbólico.
Lo simbólico es el uso de la lengua (Lacan deletrea lengua en francés). Yo distingo entre lengua y lenguaje.
Me doy cuenta de que todo esto me ocupa desde hace bastante tiempo. Es difícil dar una idea de un trabajo, de especulaciones... Es simplemente que esto me llevó a mí también a algunas notaciones de tipo literal, y he creído poder describirlo mediante algo cuya referencia es esencialmente del orden de lo simbólico, y he creído poder distinguir distintas especies de discurso.
Hablo desde hace veinte años. ¡Es mucho! Y me repito. Yo no doy cada año el mismo programa, eso quiere decir que yo no me repito. Y no me repito pero digo siempre lo mismo. No es lo mismo repetir y decir la misma cosa. Decir la misma cosa se mide como la diferencia entre hablar y parlotear (parler et bavarder). ¿Como se dice en inglés, "bavarder"? (el público comenta, alguien dice fuerte «chatter"). Pero en francés se dice "la bave".
Bien se ve cómo la gente encuentra la forma de designar una cosa por medio de algo que se relaciona con una metáfora: la "bave" (la baba). (El público comenta que en inglés sucede algo parecido, se dice "bladder": vaciar la vejiga). Estas son las únicas cosas que me interesan. Esto no quiere decir que lo que dije antes no tiene ninguna relación con la cuestión, pero a partir de un cierto número de prejuicios, de cosas que uno creía naturales...
Mientras me preparaba para mi conferencia ‑puedo deciros que preparo mis conferencias y que querría terminar porque lo único que me interesa son vuestras preguntas, no quiero daros veinte años de seminario‑ cuando preparaba mi conferencia en estos días he leído "Rosencrantz y Guilderstein" de Tom Stoppard (a quien conocí y que me prometió venir, quizás esté aquí entre ustedes). Es uno de los textos más lacanianos que he visto, hasta me ha afectado, hasta me enfermó un poco (Lacan está ronco). Porque me di cuenta de que en una historia, loca como un discurso psicoanalítico, os hace entrar en otro mundo. (Ya la había leído antes, también me he ocupado mucho de Hamlet, es necesario hacerlo cuando uno se interesa por Freud). Rosencrantz y Guilderstein son personas que basta poner en cuestión ‑en cuestión natural‑ para percibirse que se está en el mundo psicoanalítico. Porque no hay oposición entre naturaleza y cultura. Naturaleza es una idea de la cultura, basta con poner en cuestión lo que se percibe y ver que no tiene nada que ver con lo real, son designaciones de palabras, y eso constituye la cosa, la cosa que hace andar el mundo.
Quiero mostraros a qué llego (Lacan hace unas líneas en el pizarrón). El tiempo. Yo me atengo a mis categorías (las líneas se vuelven círculos con intersecciones). Lo simbólico, lo real, el campo del sentido. (Varios en el público se ríen sin disimulo, cuando Lacan termina de dibujar aplauden).
¿Por qué se dice que el campo del sentido está entre lo real y lo simbólico? Porque es ahí donde se sitúa el análisis …
Después de Freud se ve resurgir el falo (se oyen risas). No se trata del apetito por la diferencia, de ese algo que los hombres suelen correr hacia la izquierda y que las mujeres no tienen, y que siempre se usa para diferenciar si un ser parlante está de un lado o del otro.
La noción de falo es mucho más complicada que eso. Basta con ver cómo reacciona la niña para ver que no se trata sólo del pene. La noción de falo... eso no arregla nada, no es eso lo que sirve para hacer los bebés; cuando se hacen bebés, es un traspié. A veces la mujer quiere tener bebés, se imagina así su consagración como mujer... Pero no es tan simple. Freud ha distinguido fálico y genital. Y eso se impone. Yo tardé en darme cuenta. Si se parte de un óvulo y un espermatozoide, se llega a la inseminación artificial, pero no a una relación que tiene que ver con el sexo.
¿Qué liga al sexo con la muerte? Tiene que haber una relación pero nadie lo sabe. No por nada Freud habló de una pulsión de muerte (eso escandalizó a los analistas que suelen ser muy fuertes). Pero eso no explica las relaciones sexuales. Todo se resume en que no es pos¡ble explicar la relación sexual. Eso que Freud llama pulsión, es esa especie de defusión de lo sexual en las edades tempranas, antes de que el ser parlante haya encontrado ‑no su partenaire‑ sino el enigma del falo. Freud habló del estadio genital como si hubiera estado sostenido por la casualidad. Entra entonces el amor, el encuentro.
¿Por qué se aman dos personas? No se puede decir. El discurso analítico puede decir alguna cosa... El amor anda mal. El cristianismo dijo que hay que amar al prójimo ¡la prójima no tiene suerte! ¡La primera prójima es la madre! Me paro. Es emmerdante.
Freud pone el acento sobre la unión, la fusión, ¡es desesperante! ¡El amor es quedantista! El gozar del otro es la beatitud. No es tan simple. A cada cual su cada cuala... Pero uno tiene una colección de cada cualas... del otro lado pasa la mismo, no es asimétrico...
Bien, si alguien quiere hacerme una pregunta. No es necesario que sea inteligente. Pocas veces he tenido un auditorio como este, tan numeroso, tan poco selecto.
Señor del público: Pregunta a Lacan si conoce a Fulano (No). Le explica que se trata de un animador de la TV francesa, él lo encuentra parecido a Lacan.
Lacan: (visiblemente molesto). Sí, yo sé que mis apariciones por TV han hecho que se me tomara por un payaso.
Otro señor: Me he preguntado porqué se dice madre patria. Tiene que ver con la función del padre. Pero ¿no será la madre dentro del padre? Qué me dice ¡una buena estocada kleiniana!
Lacan lo mira con interés mientras el público comenta en qué idiomas patria es masculino, y en qué es femenino. Un analista, Massud Kahn, sube al escenario junto a Lacan y comenta: Hasta ahora existían dos esquemas: Consciente, Preconsciente, Inconsciente, después vino Yo, superyo, ello; ahora usted trae otro esquema ¿dónde ubica el síntoma? ¿y dónde ubica el narcisismo?
Haciendo caso omiso del público, Lacan y Massud Kahn se enfrascan en un diálogo en voz baja. Dos jóvenes del público suben al escenario y corren el pizarrón del lugar que ellos tapaban. El resto del público aplaude. Una chica pregunta dónde ubica el arte, en su diagrama.
Lacan: ¡Ah, el arte! ¡No, no he hablado de él! Entonces se necesitan más círculos. Otra persona le pregunta por "petite a" y su relación con Winnicott. Lacan: Sí, "petite a" es una función que he inventado para designar el objeto del deseo. "Petite a" es lo que Winnicott llama objeto transicional… He tenido la suerte de conocer a Winnicott. El público comienza a irse. Casi dos horas de conferencia. Otra persona: ¿Qué sabe usted de la desesperación, de la angustia?
Lacan: No tengo ninguna razón para tener esperanza (espoir) pero eso no me produce angustia. Le respondo en el plano que usted me pregunta. La angustia es un concepto ligado al encuentro con el falo. Véase Juanito.
Un muchacho: Se ha dicho que las manifestaciones de Freud en lo sociológico, lo político, son insuficientes. ¿Qué piensa usted en relación con esto?
Lacan: Me he referido a la política en relación con le discours du maitre (el discurso del amo). El que se ha acercado más al discours du maitre (discurso del amo) ha sido Hegel. Dice que el amo tiene el placer, el esclavo quiere... conservar el placer. El discurso universitario sufre una crisis, mayor que la del psicoanálisis ‑independientemente de lo que piense Erich Fromm.
Si vuelvo a Londres, si hay personas que no me consideran un payaso, quisiera ver otra vez a Stoppard, y volver a hablar con vosotros, preferiría que fuérais menos, mi discurso sería entonces menos difuso.
Londres, Febrero 1975.
Corrección del texto: Cecilia Falco.
http://www.con-versiones.com/nota0705.htm
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