lunes, 14 de junio de 2010

Artículos y ponencias


Jacques Lacan desmantelando su propia clínica
Por Jean  Allouch

He aquí tres sainetes contemporáneos, elegidos entre centenas de ellos. En avión clase Business. Cerca de mí, una dama de cierta edad, gruesa, frik, devora con algo de glotonería una banana. Detengo el guiso y le digo: “¡Mire una felatio!”. Estupefacción del guiso, seguido de una franca aunque silenciosa condena de mis palabras.
Otra escena, los talones de Sarkozizi, como yo lo llamo. Que él los use o mejor aún se suba en puntas de pie para una foto al lado del gigante Obama, es un signo de que él se juzga pequeño, demasiado pequeño. Interpreto: no es de la talla de su cuerpo sino de la de su pene que se trata. Eso se llama desplazamiento, una astucia conocida desde Freud ¿Puedo no obstante escribir un artículo sobre el tema y proponerlo al diario Liberación? La respuesta es “No”. Pero en cambio, en el momento de las últimas elecciones presidenciales, hice llegar a Le Monde un papel explicando que Ségoléne Royal es una mamá y que es necesario por ese hecho no votar por ella, entonces allí sí, mi papel aparecerá sin ningún problema. He aquí cómo los medios discriminan al psicoanálisis, lo aceptable y lo otro……
http://www.imagoagenda.com/articulo.asp?idarticulo=1292

Culpa y sacrificio. Un hombre serio
Por Esther  Díaz

1. La culpa, esa astucia del poder. Es de noche. Un hombre avanza penosamente hacía su cabaña. La furia del viento entorpece sus pasos. La nieve se arremolina alrededor del cuerpo, se amontona en el suelo, golpea el rostro. La puerta al abrirse arroja un chorro de luz granizado por la ventisca. En el interior se encuentran su esposa y el abrigo del corazón de hogar. Está contento. Regresaba a casa luego de vender las aves en el mercado e imprevisiblemente se rompió una rueda del carro. No atinaba a hacer nada en medio de semejante tormenta, pero milagrosamente apareció un anciano que lo ayudó y pudo seguir su camino. El hombre se regocija no solo por el milagro del salvataje nocturno, sino por la coincidencia. “Es un viejo conocido tuyo”, le dice a su sorprendida mujer que lo mira interrogante. El marido, entre risas y restregones de manos, pronuncia el nombre del peregrino. Ella da un respingo. Su cara se demuda mientras exclama que Dios les ha mandado una maldición. Escupe al suelo. Ese hombre ha muerto hace años. Se trata de un fantasma, un espíritu impostor, un augurio de malos tiempos…..

Analizarse con Freud
Por Pablo Peusne
Cuenta Anna Koellreuter, psicoanalista de origen suizo, que “como los otros miembros de mi familia, yo sabía que mi abuela había hecho un análisis con Freud, aunque las informaciones que ella nos había dado acerca del asunto fueron extremadamente escasas”1. Esa abuela era Anna Guggenbühl (1896-1982), psiquiatra formada con Eugene Bleuler en el Burghölzli donde se desempeñó muchos años –aunque también, parte de su carrera profesional transcurrió en un hospital en las afueras de París–[…]En 1988, mientras vaciaban la mansión donde había vivido “la abuela”, apareció el original de la carta que Freud le había dirigido informándole sus condiciones para recibirla en análisis –fechada el 23 de marzo de 1921–. Tales condiciones le imponían a la candidata permanecer en Viena durante cuatro meses para encontrarse con Freud seis veces por semana, con un costo de cuarenta francos (suizos) la hora. A su vez, la carta proponía que si las condiciones eran aceptadas, podían comenzar a trabajar el 1º de abril de 1921.
[…]Considero que el libro es un documento apasionante y prefiero no entrar en los detalles acerca de su específico contenido teórico-clínico, con el afán de entusiasmar a los lectores con un posible acercamiento a la obra….
Artículos tomados de la revista Imago Agenda, Número 139 de mayo del 2010

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