Entrevista a Lacan por Por Emilia Granzotto
Emilia Granzotto: -Profesor Lacan, se escucha cada vez más a menudo hablar de la crisis del psicoanálisis: se dice que Sigmund Freud está pasado de moda, la sociedad moderna ha descubierto que su doctrina ya no es suficiente, para comprender al hombre ni para interpretar a fondo su relación con el medioambiente, con el mundo.
Jacques Lacan: -Esas son historias. Primero, no hay crisis. El psicoanálisis no tiene del todo localizados sus límites, al contrario. Hay todavía muchas cosas por descubrir en la práctica y en la doctrina. En psicoanálisis no hay una solución inmediata, pero solamente a la larga, espera investigar los por qué.
Segundo: Freud. ¿Cómo se puede juzgar que está pasado de moda si nosotros no lo hemos comprendido totalmente? Lo que, sabemos es que ha hecho conocer cosas perfectamente novedosas que no se habían imaginado antes que él, problemas… desde el inconsciente hasta la importancia de la sexualidad, del acceso a lo simbólico, a la sujeción a las leyes del lenguaje.
Su doctrina ha puesto en cuestión la verdad, un asunto que importa a cada uno, personalmente. Nada tiene que ver con una crisis. Yo repito: se está lejos de los objetivos de Freud. Es también porque su nombre ha servido para cubrir muchas cosas, desviaciones, los epígonos[2] no han seguido siempre fielmente el modelo, esto ha creado la confusión.
Después de su muerte, en el ‘39, mismo algunos de sus alumnos han pretendido hacer el psicoanálisis de otra manera, reduciendo su enseñanza a algunas pequeñas fórmulas banales: la técnica como rito, la práctica reducida al tratamiento del comportamiento y, como objetivos, la readaptación del individuo a su medioambiente social. Es decir la negación de Freud, un psicoanálisis acomodaticio, de salón.
El lo había previsto. Decía que hay tres posiciones imposibles de sostener, tres intervenciones imposibles: gobernar, educar y psicoanalizar. Hoy poco importa qué responsabilidades tiene el gobernante, y todo el mundo se pretende educador. En cuanto a los psicoanalistas, desgraciadamente, ellos prosperan como los magos y los curanderos. Proponer a la gente ayudarlos significa el éxito asegurado y la clientela detrás de la puerta. El psicoanálisis es otra cosa.
- ¿Qué exactamente?
- Yo lo defino como un symptôme[3], revelador del malestar de la civilización en la cual nosotros vivimos. No es, por supuesto, una filosofía, yo aborrezco la filosofía, hace mucho tiempo que ella no dice nada interesante. No es tampoco fe, y no me gusta llamarla ciencia. Decimos que es una práctica que se ocupa de lo que no marcha bien, terriblemente difícil porque ella pretende introducir en la vida cotidiana lo imposible y lo imaginario. Hasta ahora, ella ha obtenido ciertos resultados, pero no tiene todavía reglas y se presta a toda clase de equivocaciones.
No hay que olvidar que se trata de algo totalmente nuevo, que tiene relación con la medicina, o con la psicología o con las ciencias afines. Ella es también muy joven. Freud ha muerto hace a penas 35 años. Su primer libro La interpretación de los sueños ha sido publicado en 1900, y con muy poca repercusión. Creo que ha tenido 300 ejemplares vendidos por aquellos años. Tenía también muy pocos alumnos, que pasaban por locos, y ellos mismos no se ponían de acuerdo sobre la manera de poner en práctica y de interpretar lo que habían aprendido.
- ¿Qué es lo que no marcha bien en el hombre?
Hay una gran fatiga de vivir, resultado del camino hacia el progreso. Se espera del psicoanálisis que descubra hasta donde se puede ir arrastrando esta fatiga, este malestar de la vida.
- ¿Qué empuja a la gente a psicoanalizarse?
- El miedo. Cuando le pasan cosas, las mismas cosas que ha querido, que él no comprende, el hombre tiene miedo. Sufre por no comprender y poco a poco entra en un estado de pánico, es la neurosis. En la neurosis histérica el cuerpo enferma por el temor de estar enfermo, sin estarlo en realidad. En la neurosis obsesiva el miedo pone cosas bizarras en la cabeza… pensamientos que uno no puede controlar, fobias en las cuales formas y objetos adquieren significaciones diversas y espantosas.
- ¿Por ejemplo?
- Llega a la neurosis de sentirse empujado por una necesidad horrorosa, de ir a verificar decenas de veces si la canilla está verdaderamente cerrada o si tal cosa está bien en su sitio, sabiendo con certeza que la canilla está como debe ser, y que todo está en su sitio. No hay píldora que cure esto. Tú debes descubrir por qué se llega y saber lo que esto significa.
- ¿Y el tratamiento?
- La neurosis es una enfermedad que se trata con la palabra, ante todo con la suya. Él debe hablar, contar, explicar,... el mismo Freud lo define así “asunción de la parte del sujeto de su propia historia, en la medida en que ella está constituida por la palabra dirigida a otro”.
El psicoanálisis es el rey de la palabra, no hay otro remedio. Freud explicaba que el inconsciente, no es tan profundo más bien es inaccesible a la profundidad conciente. Y decía también que en este inconsciente “eso habla”: un sujeto en el sujeto, transcendiendo al sujeto. La palabra es la gran fuerza del psicoanálisis.
- ¿Palabra de quién?; ¿del enfermo o del psicoanalista?
- En psicoanálisis, los términos enfermo, médico, medicina, no son exactos, no son utilizados. Mismo las fórmulas pasivas que son utilizadas habitualmente no son justas. Se dice “hacerse psicoanalizar”. Eso es falso. Quien hace el verdadero trabajo en análisis es el que habla, el sujeto analizando, mismo si lo hace sobre al modo sugerido por el analista que le indica como proceder y lo ayuda por las intervenciones. Las interpretaciones le son abundantes, parecen al principio dar sentido a lo que el analizando dice.
En realidad la interpretación es más sutil, tiende a borrar el sentido de las cosas por las cuales el sujeto sufre. El objetivo es mostrarle a través de su propio relato que su symptôme, digamos la enfermedad, no está en relación con nada, está desprovista de todo sentido. Mismo si en apariencia es real, no existe.
Las vías por las cuales esta acción de la palabra procede demandan una gran práctica y una paciencia infinita. La paciencia y la medida son los instrumentos del psicoanálisis. La técnica consiste en saber medir la ayuda que uno da al analizante; es por esto que el psicoanálisis es difícil.
- Cuando se habla de Jacques Lacan, se asocia inevitablemente ese nombre a una fórmula: “el retorno a Freud”; ¿qué significa esto?
- Exactamente lo que he dicho. El psicoanálisis es Freud. Si uno quiere hacer psicoanálisis, es necesario referirse a Freud, a sus términos, a sus definiciones, leídos e interpretados en su sentido literal. Yo he fundado en París una escuela freudiana justamente para eso.
De esto hace veinte años y más que yo vengo explicando mi punto de vista: el retorno a Freud significa simplemente despejar el campo de las desviaciones y de los equívocos, de las fenomenologías existenciales, por ejemplo el formalismo institucional de las sociedades psicoanalíticas, retomando la lectura de su enseñanza según los principios definidos y catalogados en su trabajo. Releer Freud quiere decir solamente releer Freud. Aquel que no haga esto en psicoanálisis utiliza formas abusivas.
- Pero Freud es difícil. Y Lacan se dice lo vuelve incomprensible. ¿Se reprocha a Lacan de hablar, sobre todo de escribir, de tal manera que solo algunos iniciados puedan esperar comprender?
- Yo lo sé. Tengo la reputación de ser un confuso que oculta su pensamiento en las nubes de humo. Me pregunto por qué. A propósito del análisis repito con Freud que es “el juego intersubjetivo a través del cual la verdad entra en lo real”. ¿Está claro? Pero el psicoanálisis no es algo simple.
Mis libros son famosos incomprensibles. ¿Pero por qué? Yo no los he escrito para todos, para que sean comprendidos por todos. Al contrario, yo no me he preocupado un instante de disfrutar con algunos lectores. Yo tenía cosas que decir y las he dicho. Me basta con tener un público que lee, si no comprende tanto peor. En cuanto al número de lectores, yo he tenido más suerte que Freud. Mis libros son tan leídos que me asombra.
Estoy convencido que dentro de diez años como máximo, quien me leerá me encontrará transparente como un bonita copa de cerveza.
- ¿Cuáles son las características del lacanismo?
- Es un poco pronto para decirlo porque el lacanismo todavía no existe. Se percibe apenas el olor, como un presentimiento.
Quien crea que sea, Lacan es un señor que practica desde hace cuarenta años el psicoanálisis y que lo estudia desde tanto tiempo. Creo en el estructuralismo y en la ciencia del lenguaje. Yo escribí en uno de mis libros que “a lo que nos conduce el descubrimiento de Freud es a la importancia del orden en el cual hemos entrado, en el cual estamos, si se puede decir, nacidos por segunda vez, saliendo del estado llamado justamente ‘infans’, sin palabra”.
El orden simbólico sobre el cual Freud ha fundado su descubrimiento está constituido por el lenguaje, como momento del discurso universal concreto. Es el mundo de las palabras quien creó el mundo de las cosas, inicialmente confusas en el todo devenir. Solo las palabras dan un sentido consumado a la esencia de las cosas. Sin las palabras nada existiría. ¿Qué sería del placer sin el intermediario de la palabra?
Mi idea es que Freud enunciando en sus primeras obras (La interpretación de los sueños, Más allá del principio del placer, Tótem y Tabú) las leyes del inconsciente, ha formulado, precursor de los tiempos, las teorías con las cuales Ferdinand de Saussure ha abierto el camino a la lingüística moderna.