sábado, 24 de agosto de 2013

viernes, 23 de agosto de 2013

Trabajos escritos


Reflexiones sobre algunas lecturas psicoanalíticas.

Ana O, Emmy de N, Isabel de R, Catalina, Dora: Nombres de mujeres, primeros casos de Freud. Desarrollo de una técnica, encuentro histórico con el inconsciente.
Casos de los inicios, de esa cita que Freud tenía con el psicoanálisis. Año 1885 en adelante. Leer esos textos es como ir de su mano para encontrar, pasos a paso, como él iba encontrando y escribiendo, seguramente sorprendido como se encuentra uno cuando no sólo lee sino que algo ya puede escuchar. Dolores en las piernas, imposibilidad para andar, dolores de cabeza, afonía, abulia y muchas otras mostraciones de lo que hay, y lo que hay es de la histeria. Cuerpos aquejados.

La queja, según el Diccionario Comprensivo de la Lengua Española es definida como: Expresión de dolor o pena. Motivo de resentimiento, querella, acusación.
La queja es una expresión, algo de mostrar. Resentimiento, sentimiento dos veces. La querella es del disgusto y el reclamo de lo perdido. La acusación es de la culpa del otro que descarga la propia. Un doble dolor, un disgusto, una pérdida, una culpa. Un Síntoma. Conexión de significantes olvidados que se muestran en el cuerpo. De la repetición, de un goce al que no se le puede poner límite porque se desconoce.

En Emmy de N., Freud nos habla, entre otras cosas, de los síntomas somáticos de la histeria. En la señorita Isabel de R., de los sentimientos amorosos, la disociación, la inhibición. En Mis Lucy, nos muestra cómo va desistiendo de la hipnosis y encontrando la asociación libre. Nos dice del afecto retenido, de la falta de saber lo sabido y el enlace que hacen estos sentimientos actuales a afectos y recuerdos del pasado. En Catalina dice:

La sintomatología histérica puede compararse a una escritura jeroglífica que hubiéramos llegado a comprender después del descubrimiento de algunos documentos bilingües.

Catalina sufre de vómitos y angustia, allí confirma la sospecha de que las relaciones sexuales hacen surgir en sujetos virginales un afecto angustioso. Dora, su historial. Un texto para dejar un legado a aquellos que lo quieran tomar y entender cómo opera el trabajo analítico, las trampas de la transferencia y la posición del sujeto.

Y todo este trabajo de Freud se hace más comprensible con la lectura que de él hace Jacques Lacan. La posibilidad que tuvo el primero de hacer ese hallazgo y la del otro, de leerlo y acercarnos a lo que realmente quería decir para proseguir y perfeccionar la técnica, hace que al leerlos a ambos, se encuentre un camino más expedito, más posible a la cura de ese dolor, dolor de la neurosis, que hace que muchos toquemos puertas buscando un remedio. Pero en este caso sabiendo que no es la panacea, Freud lo decía así:
Mucho se habrá ganado si logramos transformar el sentimiento intenso de la histeria en simple infelicidad.

Lacan lo dice de otra manera:
El psicoanálisis es una práctica delirante, pero es lo mejor de que se dispone actualmente para hacerle tener paciencia a esa incómoda situación de ser hombre.

Subversión del sujeto nombra Lacan a la imposibilidad, que por lo menos ya no es impotencia. La impotencia, esa dificultad de que nos habla Freud cuando describe al neurótico:

Los neuróticos son aquellos hombres que poseyendo una organización desfavorable, llevan a cabo bajo el influjo de las exigencias culturales, una inhibición aparente y en el fondo fracasada de sus pulsiones y que por ello sólo con un enorme gasto de energía y sufriendo un profundo empobrecimiento interior, pueden sostener su colaboración con la obra cultural o tienen que abandonarla temporalmente por enfermedad.
Los Actos fallidos, La psicopatología de la vida cotidiana, El chiste y su relación con lo inconsciente, Los sueños: allí encuentra Freud una respuesta. Formaciones del inconsciente que muestran que ese Yo racional, ese Yo que piensa y que dicen que comanda, es escindido. Una respuesta que acerca a entender por qué ese sujeto que quiere encontrar algo, más se le escabulle, cuando quiere recordar más olvida, y mientras más repetitivo es en estos actos, muestra que más sujeto está  a ese Otro que lo comanda.

Repetición inconsciente de algo que no puede recordar, atado a un sufrimiento padece la vida. Muchas veces ni siquiera se pregunta, sólo sufre y se queja, algunos buscan, se preguntan. Freud debió ser uno de ellos, por algo dice Lacan: Ser neurótico puede ser útil para llegar a ser un buen psicoanalista.     
Freud nos habló también del deseo y descubrió que el sueño es una realización de deseos. Lo muestra en el sueño de la Bella Carnicera, un texto pícaro pero con la elegancia de que era capaz para decir aquellas cosas que no resultan fáciles de escuchar.
Lacan lo trabaja, nos muestra y confirma los deseos que de alguna forma y sin saberlo, mueven los personajes. La Bella Carnicera, su marido, el pintor y la amiga. Otra cuadrilla parecida a la de Dora en la que se cruzan identificaciones, inhibiciones, afectos, angustia e impotencia. Allí la sexualidad juega el tiempo que le toca, mueve las fichas. Lacan, no tan elegante como Freud y sí más irónico nos lo pone ante los ojos.

Personajes de Freud a través de los cuales nos enseña el psicoanálisis y el trabajo analítico. Historiales que lacan retoma para a partir de ahí decir algo más. Personajes de la repetición que se mueven en el engranaje del deseo del Otro, del deseo ajeno, porque el suyo se encuentra perdido, presos del narcisismo que los hace girar siempre de la misma forma. Por eso dice Freud: